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OPINIÓN

La “garantía” garantiza un terrible dolor de cabeza

04 de julio de 2015

Canal de noticias de Asuntos Legales

Países como Estados Unidos, Inglaterra, cualquiera de la Unión Europea, Argentina, Perú y el mismo Ecuador cuentan con una política seria por parte de los distribuidores o los representantes de los productos, para hacer efectiva y de forma célere las garantías de cada una de sus marcas y el posicionamiento de las mismas, a través del servicio y el seguimiento en la excelencia en la postventa. En Colombia, a pesar de los esfuerzos de la Superintendencia de Industria y Comercio, los consumidores tenemos que utilizar diferentes mecanismos legales para reponer cualquier tipo de deficiencia de un producto y el proveedor del mismo.

No es raro que pese a las advertencias de la Superindustria y los numerales expuestos en el Estatuto del Consumidor, los colombianos aún tengan que dirigirse directamente donde el proveedor o representante, pasados algunos días después de la compra que realizó por ejemplo en algún almacén de grande superficie. No es normal que dicho proveedor, encuentre 200 excusas y culpas hacia el consumidor, antes de “bajar la guardia” y responder en 90 días hábiles por el arreglo de cualquier producto. 

Los colombianos, acostumbrados a “pelear” por las cosas a las cuales tienen derecho, no han logrado encontrar un mecanismo inmediato para obtener respuestas válidas a sus requerimientos. Las pensiones y las cesantías, los retiros de fondos privados, las cancelaciones de servicios y las cláusulas abusivas, y garantías de los productos, son temas a los que cada consumidor tiene que llegar casi que con un Magistrado para que se resuelvan a su favor de forma efectiva, rápida y con una sonrisa.

Si usted en Estados Unidos por ejemplo, y compra un equipo de sonido en una cadena de grande superficie y éste sale defectuoso, la empresa de forma célere y con el mismo entusiasmo que se lo vendió procede en el acto a cambiárselo completamente sin ningún tipo de negación o clausula. 

Si ese mismo procedimiento fuera en Colombia, ese consumidor deberá saber que lo van a devolver del almacén y lo van a enviar a dónde el distribuidor de la marca del equipo; allá, entre “ires y venires” van a hacer todo lo posible para argumentarle que la falla es debido a su mala manipulación, que usted es un consumidor bruto o que seguramente dónde usted vive no están preparados para dicha tecnología.

Una vez verificado en una prueba de calidad más minuciosa y efectiva que cuando salió a la venta, el equipo de sonido pasa a manos del técnico de cabecera quien es el encargado de abrirlo y ver cuál es la pieza que está fallando. Lo anterior por supuesto si el consumidor está con suerte, ya que en muchos casos, los equipos tienen que ser enviados a otras ciudades para su verificación y posible “arreglo”. 

El producto abierto, manipulado y reformado vuelve a manos del consumidor en un tiempo de 15 días hábiles, luego de haber enviado diferentes derechos de petición a la empresa que importa los equipos, la cual en múltiples ocasiones, incluso vía telefónica puede llegar a responderle en tono desafiante: “pues haga lo que tenga que hacer y llame a quien tenga que llamar, pero por nuestras políticas, le vamos a hacer el favor de colaborarle con el arreglo de su máquina en unas dos semanas”. 

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