Aunque el trámite legislativo relacionado con el proyecto de Reforma Laboral propuesto por el Gobierno se encuentra aún lejos de ser Ley de la República, lo anterior debido a que en primer lugar, no se conoce con certeza si el ejecutivo contará con las mayorías necesarias en el Congreso para aprobarla, en segundo lugar, se viene el receso navideño, y tercer lugar, pero no menos importante, faltan como mínimo tres debates, dos de estos ante la plenaria de Cámara y del Senado, respectivamente, lo cierto es que, esto no ha sido un impedimento para que esta iniciativa haya generado un impacto importante en la tranquilidad de las partes que conforman la relación laboral.
Por un lado, tenemos a los empleadores, quienes están ansiosos por las implicaciones que en su día a día puede traer la reforma, así como los impactos en materia económica que generaría la misma, al punto que, en algunos casos están pensando incluso en cambiar desde ya su forma de operar y/o provisionar estos posibles sobrecostos. Y por el otro, encontramos a los trabajadores, que para este fin de año ya están buscando el pago de su recargo nocturno desde las 7:00 p.m. o un mayor reconocimiento por el trabajo dominical, lo anterior, en atención a titulares de prensa que no son claros sobre el estado actual de la reforma, esto, sin perjuicio de los que ven con cierto recelo su estabilidad en el empleo.
Dicho esto, si bien a todos nos interesa la Reforma Laboral, toda vez que, evidentemente en caso de prosperar cambiará de forma drástica las relaciones laborales en el país, lo cierto es que nadie, incluido el Gobierno, la oposición, los empleadores, los trabajadores, los gremios o los sindicatos, conocen a ciencia cierta qué terminará ocurriendo con este proyecto, debido a que, si bien algunos parecieran adivinos o por lo menos intentan serlo, afortunadamente no lo son.
Así las cosas, si bien cualquier ejercicio que permita a las partes conocer los impactos y cambios que traería la reforma es útil, esto, desde el punto de vista académico y para evitar sorpresas mayúsculas en la realidad de los empleadores y trabajadores, lo cierto es que como dice una gran amiga, vivamos en el ahora y dejemos la preocupación de lo incierto a un lado, ya que esto último, solo nos drenara energía valiosa que podemos usar para fines más útiles y tangibles.
En otras palabras, no es sano preocuparnos por algo que no tenemos certeza sobre su ocurrencia, y lo cierto es que a hoy si tenemos bastantes cosas en las que ocuparnos, como el incremento del salario mínimo y sus impactos, lo retador que resulta el cautivar talento joven, un Ministerio mucho más vigilante que conlleva a que las empresas no tengan margen de error en el cumplimiento de sus obligaciones legales y contractuales, los impactos fiscales de las reformas tributarias, la aplicación práctica de la Ley de Desconexión Laboral, en fin, un sin número de asuntos que no dan espera y que dependiendo el lado en el que estemos sin duda resultan muy relevantes.
Es por esto que, la invitación es a vivir en el presente y ocuparnos de los retos que tenemos actualmente y que no dan espera, y a no preocuparnos por un futuro incierto, más aún, si se tiene en cuenta que una ley no surge por sorpresa y será fácil conocer su vocación de prosperidad un poco más adelante, así como el avance de las discusiones y los artículos que eventualmente sean aprobados.
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