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OPINIÓN

Musk Vs Open AI: la lucha por el dominio de la IA

18 de marzo de 2024

Gabriel Ibarra Pardo

Socio de Ibarra Rimon
Canal de noticias de Asuntos Legales

Recientemente se conoció que Elon Musk demandó a OpenAI y a su director ejecutivo, Sam Altman. El motivo de la disputa radica en lo que Musk considera una violación al compromiso original de esa compañía, que fue establecida inicialmente como una entidad sin ánimo de lucro dedicada a fomentar desarrollos tecnológicos para el bienestar de la humanidad.

Musk argumenta que la participación de Microsoft en OpenAI ha distorsionado significativamente su misión original. A través de un contrato de licencia, desde 2019, Microsoft realizó inversiones importantes en esa empresa, no a cambio de participaciones accionarias, sino con el fin de incorporar la tecnología de OpenAI en sus propios productos, incluidos Bing, Outlook y el servicio de suscripción Azure.

Además, Microsoft cuenta con un asiento de observador sin derecho a voto en el consejo directivo de OpenAI.

Aduce también que, a diferencia de la estrategia adoptada con GPT-3 que se compartió públicamente para permitir que la comunidad desarrollara modelos de IA, la tecnología GPT-4 de mayor potencial, se ha retenido y conservado en secreto y en beneficio exclusivo de Microsoft.

Aunque a primera vista la demanda de Musk podría parecer motivada por razones altruistas, Max Chafkin, periodista de Bloomberg Technology, sugiere que se trata más bien de una simple estrategia para atacar a un competidor. Sustenta su parecer en el reciente lanzamiento de la propia empresa de IA de Musk, X.IA, lo que podría interpretarse como un intento de Musk por desestabilizar a su principal competidor en el mercado.

Walter Isaacson, biógrafo de Musk, en una entrevista con CNBC, indicó que el objetivo de la demanda no es otro que prevenir que Microsoft adquiera una posición dominante en el mercado de la IA.
Por su parte, Altman y OpenAI, han revelado algunos correos que sugerirían que Musk aspiraba a controlar de la compañía y que ejerció presiones para lograr una fusión con Tesla. Alegan, en consecuencia, que la acción legal no es otra cosa que una manifiesta represalia.

La demanda, plantea retos probatorios complejos, por cuanto se fundamenta en la premisa de que la compañía ha abandonado su propósito de servir a la humanidad, concepto bastante etéreo y sujeto a diversas interpretaciones.

De hecho, la inyección de capital es crucial para el avance y mejora de herramientas tecnológicas que, después de superar los controles necesarios para prevenir su uso indebido, pueden ser aprovechadas por la comunidad en la automatización de tareas y para maximizar la eficiencia y productividad.

Adicionalmente, se ha cuestionado el mérito de la acción. Según la abogada especializada en tecnología, Cristina Gagnier, el litigio no se fundamenta en la violación de un contrato específico, sino más bien en un acuerdo fundacional cuya obligatoriedad aún no ha sido verificada.

Sin embargo, es menester también, reconocer que la demanda contiene algunos puntos a los que les pueda asistir razón y que merecen una evaluación cuidadosa. Así, la autoridad de competencia del Reino Unido inició investigaciones por esta alianza por considerarla como una posible amenaza que podría otorgar a Microsoft una posición dominante que ponga en peligro la competencia en ese sector.
Esta controversia representa otro capítulo en los complejos desafíos que plantea el avance de la inteligencia artificial. Será crucial seguir de cerca el desarrollo de este caso, cuyo resultado demandará un juicio profundo y perspicaz.

*Gabriel Ibarra Pardo, Socio de Ibarra Rimon

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