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OPINIÓN

Una hoja de ruta para la salvación de los humedales

03 de febrero de 2014

José David Name Cardozo

Senador de la República
Canal de noticias de Asuntos Legales

El pasado dos de febrero se cumplieron los primeros cuarenta y tres años de la Convención Ramsar, un tratado intergubernamental que es marco para la acción nacional y la cooperación internacional en aras de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos.

Las negociaciones avanzaron en la década de los años 60’s entre países y organismos no gubernamentales angustiados y preocupados ante la creciente desaparición y degradación de los hábitats de humedales de las aves acuáticas migratorias, como es el caso de la Ciénaga Grande del Magdalena al otro lado del departamento del Atlántico.

El tratado fue adoptado en la ciudad iraní de Ramsar y por eso lleva su nombre. La aprobación oficial se produjo el dos de febrero de 1971 y entró en vigor en 1975. Este es el único tratado global relativo al medio ambiente que se dedica a un tipo de ecosistema en especial, destacándose que los países miembros de la Convención abarcan todas las regiones geográficas del planeta. El tratado entró en vigor en Colombia el 18 de octubre de 1998.

Según se explica en el tratado, la misión de la Convención es “la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales y gracias a la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo”.

El Día Mundial de los Humedales se celebra cada 2 de febrero. De acuerdo con el Ministerio del Medio Ambiente de Colombia, en 31 áreas protegidas de Parques Nacionales Naturales existen humedales, febrero estaremos celebrando.

Para la Convención Ramsar los humedales son “extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros.” En este orden, los ambientes naturales que se consideran como humedales son:

•Marinos: lagunas costeras, costas rocosas y arrecifes de coral (cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros)

•Estuarinos: deltas o desembocaduras de los ríos al mar, marismas, ciénagas y esteros entre el manglar.

•Lacustres: humedales asociados a lagos y lagunas

•Ribereños: los que ocurren a lo largo de ríos y caños

•Palustres: los pantanosos, como ciénagas, pantanos y turberas

En nuestro país tenemos cinco humedales de trascendencia internacional, conocidos comúnmente como Sitios Ramsar:

Contamos el Sistema Delta Estuarino del Río Magdalena, Ciénaga Grande de Santa Marta - Magdalena; Laguna de la Cocha, Nariño: Delta del Río Baudó, Chocó; Complejo de Humedales Laguna del Otún, Risaralda; Sistema Lacustre de Chingaza, Cundinamarca.

En la documentación del Minambiente se explica:

“La función principal de los humedales, aparte de ser unos grandes ecosistemas y unos importantes hábitats para muchos seres vivos, es que actúan como filtradores naturales de agua, esto se debe a que sus plantas hidrófitas, gracias a sus tejidos, almacenan y liberan agua, y de esta forma hacen un proceso de filtración. El valor de los ecosistemas de humedal está determinado por la complejidad de procesos geológicos, biológicos y culturales, al tenor de los cuales se configura el territorio de la ciudad y la región como espacio vital. Son parte de los procesos sociales de construcción del territorio, de definición de formas de relación y de prácticas culturales. En esta interacción, se observa el valor que comporta la conservación de los humedales en la construcción de condiciones sustentables de calidad de vida para la población humana”.

En el sistema de Parques Naturales de Colombia se encuentran 5 de las 6 estrellas hidrográficas, se protege el 62% de los acuíferos del país y el 70% de las hidroeléctricas se abastecen de agua que se origina en algunas de estas zonas. Por ejemplo, el Parque Nacional Natural Chingaza abastece de agua al 80% de la población de Bogotá, mediante la protección del ecosistema de páramo.

Se estima que en el país el área total de estos ecosistemas es de 20.252.500 hectáreas, representados por lagos, pantanos y turberas, ciénagas, llanuras y bosques inundados. Entre ciénagas y otros cuerpos de agua existen 5.622.750 ha, las cuales se encuentran principalmente en los departamentos de Bolívar y Magdalena. Las lagunas representan cerca de 22.950 ha y las sabanas inundables cubren una superficie total aproximada 9.255.475 ha, ubicadas en los departamentos del Amazonas, Guainía y Guaviare. Los bosques inundables representan aproximadamente 5.351.325 millones de ha y se localizan en la Orinoquía, Amazonia, Bajo Magdalena y en menos medida en la zona pacífica, según datos del Minambiente.

Por su impacto, por su importancia en la vida productiva y la preservación de la existencia humana, animal y de las plantas y por sus efectos en el sostenimiento de un paisaje que jamás debe perder su belleza, hay que revalorar y redoblar los esfuerzos por la salvación de los humedales colombianos.

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