El espíritu emprendedor de los colombianos no es solo una sensación generalizada. Según el Reporte Global de Emprendimiento 2018, 90% de los colombianos está dispuesto a usar su tiempo libre en su idea de negocio frente a 57% en el resto del mundo y 89% está dispuesto a tomar el riesgo de fracasar al iniciar su negocio frente a 47% en el resto del mundo.
Las cifras de Innpulsa Colombia, entidad del Gobierno creada para apoyar y promover el crecimiento empresarial y la innovación, muestran que, en 2017, 2.696 startups estaban en su primera etapa de desarrollo con un alto potencial de éxito y emprendimientos de menos de cinco años habían generado 7.933 empleos directos.
Sin embargo, a pesar de ese gran espíritu emprendedor y de la Política Nacional de Emprendimiento que tiene como uno de sus objetivos estratégicos facilitar las condiciones para el emprendimiento, la tasa de mortalidad es de aproximadamente 70% y solo 23% de las empresas logra cruzar el umbral de los tres años de existencia, de acuerdo con el estudio realizado por la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras).
Dentro de las razones más frecuentes por las cuales fracasa un emprendimiento están los problemas con la ejecución de lo planeado, problemas de financiamiento, mal asesoramiento o falta de este.
En efecto, un emprendedor no puede hacerlo todo solo, por eso debe contar con el apoyo de personas que complementen sus capacidades, que tengan conocimiento y experiencia, aliados estratégicos que estén dispuestos a apoyarlos y le den otros puntos de vista del negocio a largo plazo.
¿Y si no tengo el dinero para mi emprendimiento?
Si bien no tener recursos suficientes parece un obstáculo insalvable, lo cierto es que una buena idea puede venderse muy fácilmente. Al inicio del proyecto los emprendedores se acercan a sus familiares y amigos para obtener recursos, pero en fases más avanzadas tienen otras alternativas de financiación, como ángeles inversionistas, fondos de capital o plataformas crowdfunding; incluso si la idea es innovadora, pueden financiarse con sus propios activos de propiedad intelectual, por lo que obtener los recursos es un asunto que definitivamente tiene solución.
En este punto el emprendedor deberá entonces hacer frente a otro tipo de dificultades, como no abandonar el proyecto por una buena oportunidad laboral o evitar caer en la idea de que el emprendimiento es una opción fácil para obtener dinero en corto tiempo; por ello deberá hacer que esa idea combine sus habilidades con las necesidades que tenga el mercado o deberá innovar para que esa idea se convierta en una necesidad del mercado.
¿Qué habilidades son necesarias para emprender?
Esta es una de las preocupaciones de los emprendedores al momento de comenzar, pues los desafíos que enfrentan generalmente sobrepasan sus habilidades, deben buscar cómo desarrollar las habilidades que faltan. Lo primero es identificar cuales se tienen y cuales no; la resistencia al fracaso, mantener las emociones bajo control y la capacidad de aceptar los errores son habilidades que ciertamente se deben fortalecer. La iniciativa, la búsqueda de superación y el aprendizaje constante le ayudarán a afrontar los cambios y vencer las dificultades.
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