Desde drones que reparten comida en las embarcaciones en Ibiza (operaciones comerciales) hasta ataques contra un objetivo específico (operaciones militares) son noticias cada vez más comunes entre nosotros. El desarrollo tecnológico de esta industria “UAS” - Unmanned Aircraft System (aeronaves no tripuladas) avanza rápidamente y no con la misma velocidad su legislación.
Las capacidades de los “UAS” traen consigo beneficios donde el hombre no puede poner sus ojos y así actuar de forma oportuna, lo cual aumenta la eficiencia, reduciendo los costos de operación y otorgando mayor precisión.
Dentro de los múltiples usos encontramos, sector defensa, respuesta a emergencias, ayuda humanitaria y socorro, fotografía aérea, entrega de encomiendas, salud, agricultura, construcción, inspecciones, en fin, sus capacidades son innumerables.
Los “UAS” llegaron para quedarse. Sus ventas aumentan en el mundo y hoy es posible adquirirlos de una manera fácil, pero la preocupación de los Estados también aumenta, en razón a potenciales incidentes con aeronaves comerciales, lesiones a terceros en la superficie, violación al derecho a la intimidad, entre otros, siendo estos los nuevos asuntos que preocupan a las autoridades aeronáuticas.
Elementos como el uso conjunto de aeronaves tripuladas como “UAS” en el mismo espacio aéreo, demanda desde ya una postura de integración e interacción, garantizando la seguridad operacional, pues se espera que en un futuro no muy lejano las operaciones de “UAS” superen el uso de aeronaves tripuladas.
Esta integración proporcionará: i) seguridad permanente del tráfico aéreo, tripulado o no; ii) seguridad a las personas y bienes en tierra; iii) apoyo a nuevos avances tecnológicos; y iv) evaluación de riesgos de seguridad.
Lo más importante y para garantizar operaciones seguras, es el uso del sentido común, frase que escuché a un operador de dron, pues es su operador el que debe dar cumplimiento a las normas básicas y responder por sus operaciones, lo que en doble vía permitirá a las autoridades avanzar y a la comunidad integrarse en esta nueva realidad.
La Aerocivil siendo receptiva y anticipándose a estos nuevos cambios, ha invitado a los explotadores de “UAS” a registrarse como tales en sus bases de datos al igual que sus equipos, de la misma manera que lo realizan las aeronaves tripuladas, en este momento este trámite no tiene ningún costo y permite la trazabilidad.
Así mismo, la autoridad aeronáutica ha ejercido control general y condicionado los requisitos para la operación de “UAS” en cuanto a peso (superior a 250 gramos), velocidad, tipo de operación, altura, carga útil, entre otras limitaciones (dependiendo la clase, A, B y C), además de señalar el procedimiento para la notificación de incidentes o accidentes al igual que un régimen sancionatorio (Apéndice 13 de los RAC).
Quizás y dentro de los nuevos desafíos de la industria aeronáutica estará una nueva reclasificación del espacio aéreo que permita integrar a los “UAS y apoyar las capacidades ofrecidas por estos. Procedimientos operacionales, emergencias en vuelo, responsabilidad, si bien a la fecha algunas compañías de seguros están asegurando los potenciales riesgos de la operación, sus primas siguen siendo muy elevadas lo cual afecta la competitividad y su uso.
Estas tecnologías seguirán evolucionando y creciendo, los “UAS” serán más seguros, confiables y apoyarán las actividades diarias, generando desarrollo económico. Lo anterior permitiría su posterior adopción masiva por parte de los estados.
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