El pasado 15 abril la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) y su Centro de Operaciones Espaciales, en conjunto con Ecopetrol, se unieron para llevar a cabo el lanzamiento y puesta en órbita a 500 km sobre la tierra, del segundo satélite colombiano, conocido como FACSAT-2 "Chiribiquete", en honor a este parque natural.
Este satélite se suma al ya existente FACSAT-1, un nanosatélite o nanosat de observación lanzado en noviembre de 2018, que actualmente se encuentra en órbita y que le da la vuelta a la tierra cada 90 minutos. El lanzamiento del FACSAT-2 se llevó a cabo como parte de la misión Transporter-7, en el cohete Falcon 9 de la compañía SpaceX, de propiedad de Elon Musk, desde la base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, en California (Estados Unidos).
Es importante destacar que este segundo satélite de la “FAC”, representa un logro más en la exploración y uso del espacio por parte de Colombia. Con este lanzamiento, el país busca mejorar la vigilancia y seguridad en su territorio, así como fomentar el desarrollo tecnológico y científico en el campo espacial. Tal y como lo he señalado en anteriores artículos, hoy no solo se puede hablar de conciencia aeronáutica sino también de conciencia aeroespacial, pues los países que se desarrollan estas capacidades generan innumerables beneficios para sus connacionales.
El FACSAC-2 tiene varias misiones importantes, entre las cuales se encuentran, la captura de imágenes de alta calidad, esta capacidad le permite tomar fotos y obtener datos, el seguimiento y monitoreo de gases de efecto invernadero mediante sensores (espectrómetro), y evaluar su impacto potencial en el medio ambiente.
Además, el satélite es capaz de llevar a cabo el seguimiento de cultivos, valoración de recursos hídricos, la administrar el uso del suelo, la vigilancia del espacio aéreo, el análisis para la toma de medidas contra la minería ilegal, así como la observación de la infraestructura (energética, portuaria y vial) y la detección de incendios. En resumen, el FACSAC-2 es un satélite muy versátil con múltiples capacidades para monitorear y proteger el medio ambiente.
Esta tecnología satelital es esencial y valiosa para los colombianos, especialmente en términos de prevención de desastres naturales. Un ejemplo concreto es la actual observación del volcán Nevado de Ruiz, pues gracias a su capacidad para detectar cualquier cambio en la actividad del volcán, el satélite puede proporcionar información crucial que le permita al Gobierno tomar medidas preventivas para proteger a las comunidades cercanas.
La industria aeroespacial está llamada a apoyar a los colombianos, pues además de lo ya señalado, los satélites pueden utilizarse para mejorar la educación y la atención médica en zonas rurales y remotas, proporcionando acceso a la información y la comunicación que de otra manera no estarían disponibles, superando así las barreras geográficas y tecnológicas.
Con el uso de nanosatélites (satélites pequeños y livianos), se podrán llevar a cabo misiones que se realizan con satélites más grandes, pero a un costo mucho menor en términos de construcción, lanzamiento y operación, no siendo necesaria la inversión de millones de dólares. Esta es una gran apuesta para el país en términos de inversión y desarrollo de la industria aeroespacial, brindando soluciones prácticas a los nuevos desafíos que enfrenta el mundo, priorizando la inversión, y como lo señala nuestro actual presidente, transformando a Colombia en una sociedad de conocimiento.
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