Hace algunos años era admisible decir que en el futuro cercano se visualizaba un mundo interconectado, donde las tecnologías harían parte de la vida cotidiana del ser humano, y gran parte de nuestras tareas diarias involucrarían el uso de tecnología, la transferencia de datos y el uso de sistemas interconectados y accesibles desde cualquier parte del mundo donde se disponga de una conexión a internet. En el presente, ya no podemos decir que tal visualización corresponde a un futuro cercano, sino que es la realidad que hoy vivimos y percibimos, y a la cual, algunos queriéndolo y otros no, nos hemos ido adaptando, nos hemos permitido conocer y disfrutar de los beneficios de la tecnología y la hemos adoptado como parte de nuestras vidas, y muchas veces, cuando no tenemos acceso a esa tecnología, la extrañamos y reclamamos por ella.
En el marco de este mundo interconectado, es cada vez más frecuente en entornos especializados hablar de ciberseguridad, los gobiernos y las empresas han venido interesándose en el asunto y han empezado a comprender la necesidad de la ciberseguridad, pero este sigue siendo un término de significado desconocido y de aplicación casi nula por parte la mayoría de la población. Esta situación nos vuelve blanco fácil para los ataques cibernéticos, pues precisamente la tarea inicial de un ataque cibernético es encontrar vulnerabilidades que permitan su acceso no autorizado en sistemas por medio de los cuales y en los cuales, empresas, gobiernos y en general todos, en este mundo interconectado, guardamos e intercambiamos información que no debe ser de dominio público, y que a la postre, su revelación puede resultar en graves afectaciones de derechos, en cuantiosas pérdidas económicas y hasta en riesgos para la seguridad nacional. La Ciberseguridad busca prevenir que se presenten esas vulnerabilidades, y sí se presentan, permite las herramientas de reacción inmediata para que el daño no persista y empeore.
Plantear tal situación no debe ser motivo para alejarnos del uso de la tecnología, pues su beneficio y hasta su necesidad, son innegables en el presente y el futuro, y sin duda son un motor fundamental para la evolución y desarrollo global, en gran parte de los aspectos de la vida diaria de personas, empresas y entidades públicas, sin embargo, si resulta fundamental que hablar y conocer de Ciberseguridad supere las fronteras de los entornos especializados donde actualmente se trata y empiece a ser de conocimiento generalizado, para que su importancia sea reconocida en un contexto amplio, desde niños hasta adultos, empresas grandes y pequeñas, y sin duda, gobiernos y organizaciones internacionales, pues todos debemos contar con herramientas básicas, según el nivel de riesgo de cada quien, que nos permitan, a nivel personal, al menos detectar la posibilidad de un intento de acceso no autorizado en nuestros computadores, celulares, etc., y saber cómo evitarlo, o como reaccionar cuando ya se concreta, y por supuesto, en mayor grado y especialización si hablamos de empresas y gobiernos que tienen dominio sobre bases de datos y sistemas esenciales sobre los que cursa información de altísimo valor y confidencialidad, o través de los cuales se realizan tareas que permiten su funcionamiento continuo.
Con lo dicho, resulta un imperativo nacional aunar esfuerzos en educar a la población en materia de Ciberseguridad, y los gobiernos tienen la responsabilidad de liderar este esfuerzo, lo propio deben hacer las escuelas, universidades, y empresas, capacitando a sus estudiantes y a su personal, según corresponda, pues cada incidente cibernético que se evita gracias a una población más educada y consciente representa ahorros significativos en costos de recuperación y mitigación de daños, además, mantiene la confianza de los ciudadanos en el ecosistema digital que resulta esencial en los tiempos presentes.
*Juan Manuel Ojeda L., Director Asociado de Lloreda Camacho & Co.
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