Los actuales retos fiscales y los relacionados al crecimiento exponencial del número de pasajeros, y como consecuencia de ello, de las operaciones aéreas en el aeropuerto El Dorado, nos enfrentan a la imperiosa necesidad de incrementar la eficacia de dicha terminal, con inversiones en tecnología e infraestructura que permitan recibir un mayor número de aeronaves.
La viabilidad a corto o mediano plazo de un aeródromo complementario que sirva a la ciudad de Bogotá, en las inmediaciones de Madrid Cundinamarca, o El Dorado 2, como es conocido hasta ahora el proyecto, resulta bastante discutible si tenemos en cuenta aspectos como las significativas intervenciones en materia de predios, planes de ordenamiento territorial, vías de comunicación y medios de transporte masivo que unan ambas terminales, y lo más importante aún, la no despreciable destinación de recursos que plantean grandes retos a la Nación y al proyecto en sí mismo.
Potenciar e incrementar la capacidad del aeropuerto El Dorado sería la mejor y más rápida solución para las necesidades actuales, por lo que una idea interesante sería la que actualmente se estudia para uno de los aeródromos más congestionados del mundo. Hablamos del aeropuerto de Heathrow (Heathrow Hub), en Londres, donde se propone la ampliación sustancial de una de sus pistas, para luego dividirla en dos y operar de manera simultánea para aterrizajes en una y despegues en otra.
La ampliación de la pista norte del aeropuerto El Dorado (13L) no debería ser menor a unos 3.500 metros, para permitir direccionar el flujo de aterrizaje en la primera pista de las aeronaves NARROW BODY, como el B737 o A320 family, que son los de mayor uso en la actualidad y que acaparan la mayor parte de las operaciones aéreas en todas las franjas horarias. Posterior a un spot de separación entre ambas secciones y que cumpla con los requisitos de seguridad, estaría la actual pista desde donde sin limitaciones, más allá que las actuales en términos de peso y performance, se realizarían los despegues de los tránsitos saliendo al norte de la misma forma como se hace actualmente. Por último, para evitar conflictos en las trayectorias de aproximación, sobrepaso y despegue, se deben rediseñar estas en concordancia con la nueva operación simultánea.
Con el área que se anexaría al aeropuerto entre las pistas, se podría pensar adicionalmente en el traslado de las instalaciones de Catam al oeste de la futura calle de rodaje LIMA (que está aún en construcción), generando espacio para una futura terminal que recepcione más tráfico en el espacio que en la actualidad ocupa la base de la FAC.
Si al final la idea es continuar adelante con El Dorado 2, resulta prudente también analizar qué aerolíneas quisieran trasladarse a dicha nueva terminal y si el pasajero estaría dispuesto a viajar por ella, teniendo en cuenta los tiempos de recorrido tan representativos en una ciudad con tantos problemas de movilidad y los sobrecostos que esto le supondría. Adicional a esto, la oferta internacional muy seguramente quedaría enfocada en el aeropuerto actual y el mercado en conexión de otras ciudades de Colombia solo cubierto en un alto porcentaje por un operador, que contaría con una posición privilegiada frente a sus competidores.
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