Las metas de descarbonización son ambiciosas y representan retos técnicos, financieros y regulatorios. Los países se han comprometido a tomar medidas para disminuir el calentamiento global en al menos 1,5 °C para 2050. Las discusiones recientes incluyen al H2 de bajas emisiones como un vector capaz de aportar al logro de esos objetivos. ¿Por qué? Veamos:
¿Qué es el H2?
Es el elemento químico más abundante del universo, no se encuentra fácilmente en forma libre (H2 blanco), más sí combinado con otros elementos como el oxígeno y carbono, y otras moléculas orgánicas e hidrocarburos. No es fuente de energía primaria, sino un portador o transportador (vector) de energía, que sebe ser separado a través de procesos que requieren grandes cantidades de energía para su separación, como la gasificación de carbón, la oxidación parcial, la electrólisis del agua o el reformado de metano por vapor. Según la fuente energética y materia prima usada, el H2, pese a ser incoloro, se clasifica a través del arcoíris del hidrógeno.
El H2 gris (producido con hidrocarburos fósiles con reformado con vapor) se utiliza desde como materia prima para la refinación del petróleo, la producción de fertilizantes y productos químicos. El H2 así utilizado aporta de manera directa a la emisión de GEI . Por ello, en el último lustro se habla de H2 verde (producido con fuentes renovables, FNCER con electrólisis del agua) y de H2 azul (producido con combustibles fósiles como el gas natural con reformado de vapor y captura de carbono).
¿Por qué es relevante en la Transición Energética?
El H2 es un posible sustituto de recursos fósiles, fuente de generación, y una solución de almacenamiento que aumenta la confiabilidad de la generación de energía con FNCER. Puede ser almacenado en estado gaseoso o líquido; esto permite almacenar energía renovable disponible. El H2 es una solución sostenible y costo-eficiente para los sectores de la economía con alto consumo energético .
Por su versatilidad, el H2 es una alternativa para la descarbonización de la economía y el logro de los objetivos de sostenibilidad porque su producción con fuentes renovables y consumo no genera GEI. Así, se cree que la inclusión del H2 en los procesos productivos en sectores de difícil electrificación como el industrial traería importantes beneficios.
¿Y Colombia?
Colombia ha hecho esfuerzos para lograr la integración de las FNCER en su matriz energética. Gracias a sus recursos geográficos y climáticos Colombia tiene importantes fuentes renovables y fósiles. Sobre el H2, IRENA afirma que en 2050 Colombia tendrá el 5to costo nivelado de producción del H2 más bajo del mundo.
En septiembre de 2021 se publicó la Ruta del H2 y se ha emitido un marco legal general que fija la política pública de la cadena de valor para promover el H2 verde y azul. Además, diferentes agentes de varios sectores han iniciado el desarrollo de proyectos para la producción y transporte de H2 por redes de tubería, así como el FENOGE ha elegido 10 proyectos para desarrollar estudios de preinversión.
Si bien estos esfuerzos son plausibles, siguen existiendo retos para el desarrollo normativo sin que se creen barreras que impidan el desarrollo del mercado; inversión en tecnología y capacitación; y, desarrollo de más proyectos piloto. Impulsar el uso del H2 resulta una tarea ambiciosa, pero, en opinión de quien escribe, Colombia requiere un enfoque dirigido hacia el sector industrial. La del H2 es una industria nueva que requiere la creación de condiciones favorables que fomenten políticas eficientes de descarbonización.
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