Los Juegos Olímpicos son mucho más que un evento deportivo; son una plataforma global que trasciende fronteras y culturas. Más allá de la competencia atlética, representan un fenómeno económico de gran envergadura. Uno de los aspectos fundamentales de esta magnitud económica radica en los derechos de transmisión y la propiedad industrial asociada.
Los derechos de transmisión son uno de los activos más valiosos en el mundo del deporte. Las empresas de radiodifusión compiten ferozmente por obtener los derechos exclusivos para transmitir los eventos olímpicos en todo el mundo. Estas transmisiones generan enormes ingresos publicitarios y de suscripción, lo que contribuye significativamente a la economía del país anfitrión y a la financiación del Comité Olímpico Internacional (COI). El COI obtiene una gran parte de sus ingresos de la venta de derechos de transmisión. Por ejemplo, en los Juegos de Tokio 2020, se estima que los ingresos por derechos de transmisión superaron los $4 mil millones de dólares, un récord histórico. Estos ingresos no solo benefician al COI, sino que también se distribuyen entre las federaciones deportivas nacionales, lo que contribuye al desarrollo del deporte en todo el mundo.
Los Juegos ofrecen una oportunidad única para que el país anfitrión muestre su infraestructura, cultura y capacidad organizativa, también conllevan desafíos económicos significativos. La construcción de instalaciones deportivas y la infraestructura necesaria para albergar los Juegos pueden resultar extremadamente costosas y a menudo superan el presupuesto inicial. Sin embargo, los beneficios económicos a largo plazo pueden superar estos costos iniciales. Los Juegos atraen a millones de turistas, lo que impulsa la industria hotelera, de restaurantes y de entretenimiento local. Además, la exposición mediática mundial puede aumentar el turismo y las inversiones extranjeras en el país anfitrión incluso después de que concluyan.
La propiedad industrial, en forma de marcas registradas y derechos de propiedad intelectual, juega un papel crucial en la protección y explotación de la marca olímpica. El COI es muy estricto en cuanto al uso no autorizado de sus símbolos, como los anillos olímpicos y el lema "Citius, Altius, Fortius". Esto no solo protege la integridad de la marca, sino que también crea oportunidades económicas a través de la venta de productos con licencia oficial. Las empresas que obtienen licencias para fabricar y vender productos olímpicos disfrutan de un mercado global ávido de souvenirs y recuerdos de los Juegos. Desde camisetas hasta juguetes, la demanda de productos con la marca olímpica genera importantes ingresos tanto para el COI como para los fabricantes autorizados.
Los derechos de transmisión y la propiedad industrial son aspectos fundamentales del impacto económico de los Juegos. A través de la venta de derechos de transmisión, los Juegos generan ingresos significativos que financian el movimiento olímpico a nivel mundial. Además, la protección y explotación de la propiedad industrial contribuyen a la integridad de la marca olímpica y generan ingresos adicionales a través de la venta de productos con licencia oficial. Este evento puede presentar retos económicos para el país anfitrión, como costos de infraestructura elevados, los beneficios a largo plazo, como el aumento del turismo y las inversiones extranjeras, a menudo compensan estos retos, siendo un evento económico multifacético que deja un impacto duradero en las economías locales y globales.
*Jorge Ortega Cruz, Asociado Martínez Báez Consultores
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